CORAZÓN NEGRO

Cassel Sharpe sabe que lo han utilizado como asesino, pero está intentando pasar página. Se esfuerza por ser buena persona, a pesar de haberse criado con una familia de estafadores en la que mentir es tan natural como respirar. Procura hacer lo correcto e intenta convencerse de que hace bien al colaborar con el gobierno, aunque siempre le hayan enseñado que el gobierno es el enemigo de todos los obradores de maleficios. Pero ahora que su madre se ha fugado, que la chica de la que está enamorado está a punto de ocupar su lugar en la mafia y que nuevos secretos empiezan a salir a la luz, cada vez cuesta más distinguir el bien del mal. Cuando los federales le piden que haga lo único que juró no volver a hacer jamás, Cassel empieza a preguntarse si de verdad son los buenos o si esta vez es a él a quien están timando. De ser así, es posible que tenga que hacer la jugada más arriesgada de su vida: apostar por el amor.

Después de que Cassel descubriera que sus hermanos lo habían utilizado para cumplir los encargos de asesinatos que Zacharov les encargaba, está intentado hacer la vista gorda y perdonar a Barron, y para ello está trabajando para la División de Minorías Autorizadas; una sección del FBI que pretende reclutar a los jóvenes obradores para evitar que caigan en manos de las mafias. Cassel debe mantener en secreto que está pensando seriamente en trabajar con ellos, mientras que su hermano Barron ya forma parte oficialmente, y él realiza algún que otro recado para ayudar a su madre, después de que ésta obrara al gobernador Patton y éste iniciara una cruzada personal para acabar con los obradores. Además, Lila, la chica de la que siempre ha estado enamorado, acaba de hacer su juramento a la mafia y no quiere saber nada de Cassel, así que éste tendrá que hacer malabares para mantener a todo el mundo a salvo. 

Tercera y última entrega de la trilogía los obradores de maleficios, formada por: Gata Blanca, Guante Rojo y Corazón negro. Tenía muchas ganas de leer este libro para saber cómo acababa todo, pero al mismo tiempo me daba un poco de pena despedirme de los personajes. De momento os puedo decir que ha sido una historia que he disfrutado mucho y a la que siempre tendré un cariño especial. 

Corazón negro, al igual que los dos otros libros, está narrado en primera persona siguiendo la perspectiva de Cassel. Iremos viendo cómo va equilibrado su vida en Wallingford, su colegio, y en todas las actividades extracademicas que lleva a cabo. El libro está compuesto por de 254 páginas y diecisiete capítulos, y la extensión de los capítulos es normalita, aunque son bastantes ágiles de leer. 

Al ser el último libro de la trilogía no quiero contaros mucho, pues varios de los conflictos que surgen o se resuelven tienen su origen en libros anteriores y no me gustaría spoilearos. Lo que sí puedo deciros, es que la autora sigue dándonos giros que no esperamos.

El peso de la historia sigue recayendo en Cassel, y es que su humor irónico es muchas veces su salvavidas y más de una vez nos arrancará una carcajada. Sam, su mejor amigo, seguirá dándonos momentos divertidos y meterá a Cassel en algún que otro problema; lo que tengo claro es que juntos hacen la dupla perfecta. Daneca, la otra amiga, tiene menos protagonismo que Sam y en este libro no he entendido su actitud, incluso me ha caído un poquito mal.

El final me ha gustado y me parece que es bastante correcto para cerrar la historia, pero siento que ha terminado demasiado feliz.

Corazón negro ha sido una de las lecturas más esperadas del año. Un final de trilogía que no me ha decepcionado y he disfrutado, pero al mismo tiempo me ha dado penita despedirme de los personajes. Los obradores de maleficios ha sido una historia que he disfrutado de principio a fin;  mucho más que la famosa trilogía Los habitantes del aire de la autora.