Un fuego eterno | Rebecca Ross | Umbriel | #2 Los elementos de Cadence
Tras descubrirse que Adaira es la heredera desaparecida del Oeste y que su hermano Moray Breccan, era el responsable de las desapariciones de las niñas del Este, ambos clanes llegan a un acuerdo: Moray permanecerá preso en el Este y Adaira volverá al Oeste con sus padres biológicos. Esto supone la separación entre Adaira y Jack, ya que, aunque quiera ir al Oeste un bardo no es bien recibido allí, la música provoca la furia del rey del Viento del Norte - quien gobierna en el Oeste - llegando a generar tormentas que destrozan las propiedades del Oeste. Cuando Jack está acostumbrándose a su nueva vida sin Adaira y sin tocar música, el laird del fuego se presenta ante él y le pide ayuda para derrocar a Bane, el rey del Viento del Norte, y que así todo vuelva a ser cómo antes. A partir de ese momento, Jack iniciará un viaje al Oeste para encontrar una solución y así poder acabar con Base. Por otra parte, una enfermedad asola los huertos del Este y si un humano contrae esa enfermedad puede acabar perdiendo la vida; por eso Torin y Sidra están buscando un remedio y para ello pueden que necesitan la ayuda del folk.
Ya sabéis que hace nada leí el primer libro, después de llevar un tiempo en mi estantería, y quedé absolutamente enamorada. Así que no pude resistirme y nada más acabar el primer, empecé el segundo aprovechando que lo tenía. Este segundo libro también me ha gustado mucho pero un poquito menos que el primero.
Un fuego eterno está narrado en tercera persona siguiendo la perspectiva de Jack, Adaira, Torin y Sidra, al igual que el primer libro. Está compuesto por 507 páginas y dividido en cuatro partes. La extensión de los capítulos sigue siendo norma. A lo largo de ellos veremos cómo se descubre la enfermedad que empieza a asolar el huerto, la búsqueda de una cura, la nueva vida de Adaira en el Oeste y cómo se adapta a sus costumbres, el encuentro entre Jack y el laird de fuego, su viaje hasta el clan rival para poder acabar con Bane y restaurar la paz.
El libro comienza justo dónde termina el primero; concretamente cuatro semanas después de que Adaira llegue al Oeste. He sentido que en esta segunda parte el folk no ha estado tan presente como en el primer libro, sí ha tenido apariciones pero no tan importantes. Aquí nos hemos centrado más en el clan Breccan, y eso es algo que me ha gustado mucho porque llegamos a entender mejor su comportamiento.
Al ser una segunda y última parte, no puedo decir mucho más pues sería spoiler. Lo que sí diré es que sigue habiendo secretos que no vemos venir y cuando se descubren nos quedamos con la boca abierta.
Los personajes siguen en su línea, vemos cómo cada uno va madurando y adaptándose a las nuevas circunstancias que les toca vivir. Destacaría un nuevo personaje del que solo diré su nombre: Kae. Me hubiera gustado saber más de ella y que tuviera un poco más de protagonismo, pues siento que es un personaje bastante importante para la historia.
Si en el primer libro la relación romántica que surge entre Jack y Adaira está en un segundo plano, en esta segunda parte tiene un poco más de peso y vemos más momentos entre ellos dos. Al igual que sucede con Torin y Sidra, sus momentos como parejas diría que son importantes para el desarrollo de ciertos acontecimientos, pero no es molesto de leer.
Sigo enamorada profundamente de la pluma de Rebecca Ross, es el tercer libro que leo de ella y ya estoy deseando de empezar los otros tres que tengo en la estantería. Con pocas palabras consigue atraparte por completo en la historia y sabe cuándo revelar los secretos para dejarte con la boca abierta. La bilogía de los Elementos de Cadence (un río encantado y un fuego eterno) son los libros más adultos de la historia.
Un fuego eterno ha sido una lectura que disfrutado mucho pero no ha llegado a enamorarme del todo como el anterior libro. Una historia con aires escoceses, donde los espíritus de los elementos juegan un papel clave. Sin duda, será una historia difícil de borrar.